jueves, 10 de diciembre de 2009

Diario de mi perro (1)

Nací bajo un contenedor, eso no lo entendí muy bien, con lo calentito que se está ahora en mi cesta, tenía un montón de hermanos, quizá unos cuatro.... o alomejor cinco. De un momento a otro, alguien cogió un palo con una especie de trapo roto al final, olía peste a kilómetros, nos golpeó con él y nos sacó de nuestra cuna. Mamá huyó y mis hermanos y yo fuimos llevados a una casa horrible, con barrotes, muy sucia, donde nos ponían un cacharro de agua y otro de comida para todos.

Yo, que siempre fui la más pequeña, comía poquito, me acercaba con cuidado al plato cuando alguno de mis hermanos me echaba, era normal, ellos eran mas fuertes que yo. Por un momento me dije que eso no podía ser, ¡tenía hambre!, me lancé a por la comida, pero otro de mis hermanos me echó, y no de muy buena gana, me peleé con el, y perdí, me hizo varias heridas en la cabeza, y en mi pequeñita cabeza, parecían enormes.

Mis hermanos eran mas guapos que yo, ademas yo me asustaba mucho, tanto que me hacía pis encima a cada sensación de peligro. Al día siguiente, vinieron a adoptarnos, o eso decían, se llevaron todos mis hermanos de una sentada y a mi me dejaron allí, las heridas en la cabeza, no me hacían muy bonita. Se ve que eso a la gente no le gusta en un perro.

Pasaron tres largos días, las personas me daban pánico, aún me daba miedo acercarme a la comida, hasta el hombre que reponía el agua me daba miedo, temblaba si se acercaba y me hacía pis encima. Pero entonces, ese mismo día, vinieron a por mí. Desconozco el por qué, aún tenía mis horribles postillas en la cabeza, la gente me seguía dando pánico, pero vinieron a por mí.

Después de tres días sola allí, me acogieron, aún tenía miedo, así que metía la cabeza entre sus brazos para no ver nada. Escuché a muchos mas perros como yo, llorando como cuando yo llegué. Entonces pensé qué pasaría. Me montaron en uno de esos aparatos que hacen tanto ruido y se mueven tanto, cuando me metieron en ese lugar también me llevaron en uno de esos, ¿me llevarían a otro lugar parecido? y empecé a temblar, como siempre.

Y despues de un rato me ví, en un lugar más grande, con ¡agua y comida propios!, ¡una casita para mí sola! y un montón de juguetes que destrozar y morder, ¡pelotas! ¡cuerdas! ¡zapatillas! ¡calcetines! ¡peluches!.

Lo primero que hice fue tumbarme y descansar en mi nueva cama, al fin y al cabo, mi vida es muy ajetreada.

1 comentario:

Mía Alkaid dijo...

nuestra fábrica de caca =)